"Somos lo que comemos" fue una frase que escribió el filósofo y antropólogo alemán Ludwig Feuerbach, en su libro "Enseñanza de la alimentación" por allá en 1850. Frase que no puede ser más acertada para iniciar este escrito, teniendo en cuenta que su objetivo es que conozcas que “alimentos” que consumes diariamente resultan pésimos para tu salud física y mental. Sin más dilaciones entremos en materia.
1.
La leche de Vaca
La Leche de Vaca es uno de los alimentos con más buena prensa y posicionamiento de marketing que existe. Desde pequeños nos están machacando la idea de que "tomar leche es muy sano" resaltándonos particularmente sus “beneficios para la salud” y su importancia para fortaleza de nuestros huesos.
Aunque existen variados estudios científicos que ponen en entredicho este dogma cultural, vamos a centrarnos en uno realizado por la Universidad sueca de Uppsala en Suecia y que fue publicado en octubre de 2014. En palabras claras y sin adornos, los hallazgos de este estudio demostraron que la leche envejece y aumenta la mortalidad al consumirse tres o más vasos de leche por día (un vaso equivale a 200 ml más o menos).
Fuente: Milk intake and risk of mortality and fractures in women and men: cohort studies: https://www.bmj.com/content/349/bmj.g6015.
Las conclusiones parten de 20 años de seguimiento y análisis sobre una muestra de 61.433 mujeres y 45.339 hombres (un total de 106.772 personas) suecos, en los que se observó que existía una correlación entre una mayor tasa de mortalidad y de fracturas óseas en los grupos de mujeres, y la cantidad de leche consumida durante el período analizado. Es decir, a mayor consumo de leche, mayor mortalidad y fracturas. En el caso de los hombres, la correlación se observó exclusivamente en las tasas de mortalidad, más no así en la prevalencia de fracturas óseas. Una acotación a lugar es que esta correlación no se presentó con otros productos lácteos, como el queso o el yogurt.
Al intentar darle una explicación a los hallazgos, se concluyó que la leche de vaca estimula los biomarcadores 8-iso-PGF2α y la interleucina 6 (gen IL6), genes que parecen activar el estrés oxidativo que se expresa en el aumento de los radicales libres y la inflamación. Una mayor presencia de radicales libres conlleva al deterioro celular, lo que favorece el envejecimiento general del individuo y el eventual desarrollo de enfermedades como el cáncer o el infarto cardíaco.
La recomendación es no beber más de tres vasos de leche por día, aunque en mi caso, he decidido eliminarla casi por completo de mi dieta, permitiéndome consumirla solo en ocasiones especiales cuando me antojo de algún postre.
2. Salchichas, Embutidos y Carnes Procesadas
Cuando hablamos de “Embutidos” y carnes procesadas nos referimos a los Jamones de Cerdo, la Longaniza, el Salame y la Mortadela entre otros. Estos son alimentos con un alto contenido de grasas saturadas, que son las que elevan el nivel de colesterol en sangre. Los Embutidos generalmente son la resultante de un procedimiento ideado en Estados Unidos durante la década de los sesentas, para optimizar el rendimiento de la materia prima carnívora. En ese proceso lo que hacen fundamentalmente es triturar y remezclar con diferentes aditivos y otros químicos, carnes de diferentes tipos “mecánicamente separadas" que, por lo general, son los rezagos de los procesos de empaquetado industrial de carne de vaca, de cerdo y avícola.
Hasta ahí la cosa ya suena bastante mal, pero lo realmente perjudicial es que frecuentemente estas mezclas cárnicas son “aderezadas” y “complementadas” con diferentes aditivos como el Nitrato de Sodio y otros Nitratos y Nitritos. Estos elementos se convierten es Nitrosaminas al combinarse con las sustancias gástricas propias del estómago y la digestión, las cuales se relacionan directamente con la aparición de diferentes tipos de cáncer, especialmente gástrico y de colon.
Las Nitrosaminas no se forman sólo durante la digestión de las carnes procesadas que contienen nitritos, también se forman a altas temperaturas al fritar ciertos alimentos en aceite, por lo que son compañeras omnipresentes en las papas fritas y en frituras de todo tipo.
Pero se pone peor. Como mencioné anteriormente, ponen todos esos rezagos de carne o pollo en un triturador, que mezcla todo eso hasta que obtienen una masa que es la materia base de los embutidos. Como generalmente esa resultante queda contaminada de bacterias y gérmenes en virtud del proceso mismo y del origen de ese amasijo, sumergen eso en amoníaco y le adicionan saborizantes y colorantes artificiales a lo que da el taco, de otra forma, esas cosas serían incomibles y totalmente desagradables a la vista. Sobra decir que todo lo mencionado es pésimo para tu corazón.
3.
El Azúcar Refinada
Pero los peligros más graves del Azúcar refinada, aunque son bastantes, se concentran en la correlación de su consumo con la diabetes tipo II, el cáncer y la Obesidad.
Desde la década de los 30s del siglo pasado el fisiólogo alemán Otto H. Warburg, premio Nobel en 1931, alertaba sobre la relación entre el cáncer y el consumo de azúcar refinada al afirmar que, si había una causa única compartida por todos los cánceres, esa sería la alteración del metabolismo celular por la fermentación de la glucosa que reemplaza los procesos propios de la “respiración celular con oxigeno”. Él encontró que las células tumorales producen energía con un proceso anaerobio, es decir ausente de oxígeno, gracias a la fermentación del azúcar, lo cual palabras más o menos significa que las células cancerígenas se alimentan de la fermentación de la glucosa en reemplazo del oxígeno.
De hecho, las células tumorales utilizan mucha glucosa y tienen mecanismos para aprovecharla mejor que una célula normal, de forma que cuando hay una competición, como sucede en la aparición de un tumor, entre la célula normal y la tumoral por la glucosa, siempre gana la tumoral”.
Sobre la Diabetes Tipo II y el consumo de azúcar quizá no hay mucho que agregar a lo que es ampliamente conocido. Se desarrolla diabetes tipo 2 cuando el cuerpo se hace resistente a la insulina o cuando el páncreas no puede producir suficiente insulina, lo que se presenta cuando, ante la ingesta frecuente y excesiva de azúcar refinada, el nivel de azúcar en sangre es más alto que lo normal, lo que termina afectando con el tiempo, el funcionamiento de las Células Beta que son las encargadas de fabricar la insulina en el Páncreas.
Desde la década de los 30s del siglo pasado el fisiólogo alemán Otto H. Warburg, premio Nobel en 1931, alertaba sobre la relación entre el cáncer y el consumo de azúcar refinada al afirmar que, si había una causa única compartida por todos los cánceres, esa sería la alteración del metabolismo celular por la fermentación de la glucosa que reemplaza los procesos propios de la “respiración celular con oxigeno”. Él encontró que las células tumorales producen energía con un proceso anaerobio, es decir ausente de oxígeno, gracias a la fermentación del azúcar, lo cual palabras más o menos significa que las células cancerígenas se alimentan de la fermentación de la glucosa en reemplazo del oxígeno.
De hecho, las células tumorales utilizan mucha glucosa y tienen mecanismos para aprovecharla mejor que una célula normal, de forma que cuando hay una competición, como sucede en la aparición de un tumor, entre la célula normal y la tumoral por la glucosa, siempre gana la tumoral”.
Sobre la Diabetes Tipo II y el consumo de azúcar quizá no hay mucho que agregar a lo que es ampliamente conocido. Se desarrolla diabetes tipo 2 cuando el cuerpo se hace resistente a la insulina o cuando el páncreas no puede producir suficiente insulina, lo que se presenta cuando, ante la ingesta frecuente y excesiva de azúcar refinada, el nivel de azúcar en sangre es más alto que lo normal, lo que termina afectando con el tiempo, el funcionamiento de las Células Beta que son las encargadas de fabricar la insulina en el Páncreas.
Esto se constituye en un grave problema, teniendo en cuenta la gran cantidad de productos alimenticios que provienen o contienen harinas refinadas en su preparación y que consumimos diariamente. Lo mismo ocurre con el azúcar, ya que ambas parecen elementos omnipresentes en casi la totalidad de los alimentos procesados que podemos encontrar en los supermercados y que constituyen la dieta diaria de la gran mayoría de las personas de este mundo moderno.
Cuando más fina y blanca es la harina, menos fibra, vitaminas y minerales contiene y más se favorecen las caries, el cáncer, el colesterol y la diabetes, es decir, mientras más blanca la harina más negativa y menos aporte para el cuerpo. Los panes más recomendables son el pan de centeno y el pan integral.
5.
Sal
Sin embargo, la Sal también tiene un efecto contraproducente, ya que consumida en exceso contribuye a dañar los vasos sanguíneos, aumentando la presión en las arterias y la obstrucción vascular, lo que produce como consecuencia, el aumento de la presión arterial y a largo plazo, la muerte del músculo cardíaco y el consecuente infarto de corazón que es la primera causa de muerte en el mundo.
De hecho, según datos de la OMS el consumo en exceso de Sal está relacionado con al menos 1.6 millones de muertes en el mundo cada año. Un tema complejo si tenemos en cuenta que mientras la OMS recomienda consumir menos de 5 gramos de sal por día, la mayoría de las personas a nivel mundial utiliza más del doble (9-12 gramos por día), en parte porque al igual que el Azúcar refinada y las harinas procesadas, la Sal es uno de esos ingredientes casi infaltables en los alimentos procesados que encontramos en nuestros supermercados citadinos.
Bueno, esto es todo por este artículo. Ten en cuenta esta información cuando estés a punto de ingerir un alimento y cuida tu salud reemplazando estos “venenos” por alimentos y complementos orgánicos, he investiga sobre la Alimentación Holística.